Un sacerdote, viendo que pocos hombres visitaban la parroquia, decidió él visitarlos, así que se presentó en el Bar. Había tres hombres bebiendo. Le preguntó a uno: “¿Quiere ir al Cielo?”. El hombre le dijo que sí. Le preguntó a otro: “¿Quiere ir al Cielo?”. También le dijo que sí. Luego le preguntó al tercero y este le dijo “no”. El sacerdote le preguntó: “¿Cuándo dijo “no” el sacerdote le preguntó: “Cuando muera no quiere ir al Cielo?”. El hombre le respondió: “Sí, cuando me muera. Pero yo pensaba que usted estaba preparando un grupo para al cielo ahora mismo”. No sabemos cuándo será nuestra marcha, pero desde ya hay que ir preparándonos.
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¿Recuerda usted las palabras de Juan Pablo II “No somos la suma de nuestros fracasos. Somos la suma del Amor de Dios para nosotros.”?
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