10 de Septiembre de 2018 ¡Despertar el alma!

El héroe de Goethe, Fausto, tiene el alma rota, ya está a punto de beber la copa llena de veneno..., pero el teñido de la campana parroquial se la quita de la mano. Y es que el que ha vivido en su niñez el amor de su madre y el de la Iglesia no podrá borrar por completo de su alma lo bueno y santo, incluso las plegarias olvidadas, volverán vivas a su mente. ¡Lo mamado de niño permanece para siempre en el alma! Lo que aprendemos de niño puede ser lo que nos salve siendo adultos.
- ¿Vive en tu alma lo que tu madre te enseñó?
- ¿Vive en tu alma lo que la Iglesia te enseñó?
Julián Escobar.


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