26 de noviembre de 2018
- Reflexiona y a ver si te identificas…
… Continuación del “consejo de diablos”…
El tercer diablo se creyó más acertado. Propuso su plan de esta manera:
—Yo sí que he aprendido del pasado. Me acuerdo de que en el Paraíso tuvimos gran éxito con el árbol del bien y del mal; tendríamos que intentarlo de nuevo: habríamos de oponer la ciencia a la fe, amotinar el reino de la ciencia contra el Reino de Dios. El momento nos favorece; nunca se entusiasmó el hombre tan ciegamente por la ciencia como ahora. Por tanto, si podemos meterle en la cabeza que la hombre instruido no puede ser creyente, porque la ciencia y la religión son incompatibles, tenemos ganada la causa.
—Si podemos metérselo en la cabeza—le interrumpió el jefe—. Si podemos..., pero ¡no podemos! Compréndelo de una vez: ¡no podemos! Hace ya cien años que lo intentamos. ¿Y con qué resultado? Son precisamente los sabios más insignes los que más resisten…
“Viene un Ampére..., y reza el rosario. Viene un Pasteur…, y dice que precisamente por haber aprendido mucho tiene una fe de campesino bretón, y si hubiese aprendido más, tendría la fe de una campesina bretona. Viene un Marconi, vienen los sabios más renombrados, y se postran ante Dios. Por este camino no logramos nada. Venga otra proposición.
Continuará…
… Continuación del “consejo de diablos”…
El tercer diablo se creyó más acertado. Propuso su plan de esta manera:
—Yo sí que he aprendido del pasado. Me acuerdo de que en el Paraíso tuvimos gran éxito con el árbol del bien y del mal; tendríamos que intentarlo de nuevo: habríamos de oponer la ciencia a la fe, amotinar el reino de la ciencia contra el Reino de Dios. El momento nos favorece; nunca se entusiasmó el hombre tan ciegamente por la ciencia como ahora. Por tanto, si podemos meterle en la cabeza que la hombre instruido no puede ser creyente, porque la ciencia y la religión son incompatibles, tenemos ganada la causa.
—Si podemos metérselo en la cabeza—le interrumpió el jefe—. Si podemos..., pero ¡no podemos! Compréndelo de una vez: ¡no podemos! Hace ya cien años que lo intentamos. ¿Y con qué resultado? Son precisamente los sabios más insignes los que más resisten…
“Viene un Ampére..., y reza el rosario. Viene un Pasteur…, y dice que precisamente por haber aprendido mucho tiene una fe de campesino bretón, y si hubiese aprendido más, tendría la fe de una campesina bretona. Viene un Marconi, vienen los sabios más renombrados, y se postran ante Dios. Por este camino no logramos nada. Venga otra proposición.
Continuará…
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