Saborear su presencia. Domingo 28 abril

«...”Paz a vosotros”… les enseñó las manos y el costado… y ellos se llenaron de alegría al ver al Señor … ».

Sucedió en mi habitación, cuando era estudiante en Cambridge. Si dijera que Cristo vino a mí, estaría diciendo una frase convencional sin especial significado, porque Cristo se presenta de diversas maneras, a los hombres y a las mujeres.
Sin embargo, no fue una visión sensible. Allí no había más que la habitación con su viejo mobiliario, el fuego ardiendo en la chimenea y la lámpara encendida sobre la mesa. Pero la habitación estaba llena de una Presencia que, de una manera extraña, estaba tanto en torno a mí como dentro de mí, algo así como una luz o un calor. Me hallaba totalmente poseído por Alguien que no era yo y, sin embargo, sentía que yo era más yo que nunca. Me sentía lleno de una intensa felicidad, de un gozo casi insoportable, algo que nunca había sentido y que no volvería a sentir. Y, por encima de todo, experimentaba una paz profunda y una gran serenidad y certeza.
¡Es el Señor! Juan 21, 7
¿Puedes producir en ti una resonancia de la luz y el despertar a una nueva fe, como lo experimentaron los discípulos? ¿Tu relación con Jesús, es tan espontánea como la de Pedro? Si Jesús te preguntara: ¿«Me amas?», ¿qué podrías presentarle como prueba de tu amor?
Dios nos visita con frecuencia
pero, muchas veces, nosotros
estamos fuera de casa. Proverbio francés
Julián Escobar.


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