30 de julio de 2019

En la solemne entrada de Isabel y de Fernando en una ciudad española reconquistada de los moros, sucedió un hecho extraño al cantarse el Te Deum: parecía como si muchas voces contestasen debajo de tierra al canto triunfal de la acción de gracias. Se quedaron todos estupefactos… Entonces, más de cerca, se oyó el canto de júbilo: “Bendito sea el que vienen nombre del Señor”. ¿Qué pasa? ¿Un eco? No. Son los cristianos encerrados por los moros en mazmorras subterráneas, que cantan y saludan a los libertadores… Es el canto triunfal de los que fueron librados de la prisión terrena…
Jesús vino a librarnos de las mazmorras del pecado, del egoísmo. ¿No crees en el pecado? Sé sincero contigo mismo.
Julián Escobar.


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