“La familia cristiana o puede buscar tan sólo crear en su hogar un ambiente de amor, paz y ayuda mutua. Aunque esto sea lo primero, no debe ser lo único, caería en el egoísmo anti-evangélico. Jesús, María y José se dieron plenamente a la causa del Reino. Los cristianos no sólo se casan por la Iglesia, sino también para la Iglesia y para el mundo, dando testimonio del Evangelio, luchando por hacer un mundo mejor, más humano y más divino, a imagen de la familia de Dios” (Monseñor Iniesta, obispo). Hoy hay que dar vivas a las familias. ¿No es la familia el sustento de la sociedad? La familia es lugar de equilibrio y crecimiento. Todos sabemos que la vida es una mezcla de alegrías y de tristezas. Pero las alegrías son mayores cuando las compartimos y las tristezas menores cuando tenemos al todo alguien que nos ayuda a superarlas. Cuando toda va bien, los jóvenes exigen su independencia, dejan el hogar. Pero ante la enfermedad o cuando las cosas se ponen mal, regresan al hogar. La mano
Sábado IV de Pascua Evangelio (Jn 14,7-14 Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? Procedemos de Dios, y cada hombre, aunque no sea consciente, lleva el profundo deseo de volver a Dios, de reencontrar la casa paterna y permanecer allí para siempre. Allí se encuentran todos los bienes que podamos desear: la vida, la luz, el amor, la paz… San Ignacio de Antioquía, que fue mártir al principio del siglo segundo, decía: «Hay en mí un agua viva que murmura y dice dentro de mí: ‘¡Ven al Padre!’». “Dormí y soñé que la vida era alegría, desperté y ví que la vida era servicio, serví y descubrí que en el servicio se encuentra la alegría” (Tagore). Si quiere conocer a una persona fíjese en sus obras. Quien ama lo demuestra haciendo feliz a quien dice que ama. Julián Escobar. | Lecturas del Día (+ Leer ). | Evangelio y Medita
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