11 de octubre de 2019

«La expresión Dios Padre no había sido revelada jamás a nadie.  Cuando Moisés preguntó a Dios quién era Él, oyó otro nombre: "Yo soy el que soy". A nosotros  este nombre nos ha sido revelado en el Hijo, porque este nombre implica el  nuevo nombre del Padre» (Tertuliano). Sólo Jesús, después de llevar a cabo  la purificación de los pecados (Hebr 1, 3), puede ponernos en presencia del  Padre: Henos aquí, a mí y a los hijos que Dios me dio (Hebr 2, 13). 
«Tú, hombre, no te atrevías a levantar tu cara hacia el cielo, tú  bajabas los ojos hacia la tierra, y de repente has recibido la gracia de  Cristo: todos tus pecados te han sido perdonados. De siervo malo, te has  convertido en buen hijo... Eleva, pues, los ojos hacia el Padre que te ha  rescatado por medio de su Hijo y di: Padre nuestro... Pero no reclames  ningún privilegio. No es Padre, de manera especial, más que de Cristo,  mientras que a nosotros nos ha creado. Di entonces también por medio de  la gracia: Padre nuestro, para merecer ser hijo suyo» (S. Ambrosio). Esta  conciencia de la presencia del Padre -adquirida por el rezo del Padre  nuestro, que no es otra cosa que la consideración de la filiación divina- es  vital en el hijo de Dios:  «La conciencia que tenemos de nuestra condición de esclavos nos  haría meternos bajo tierra, nuestra condición terrena se desharía en polvo,  si la autoridad de nuestro mismo Padre y el Espíritu de su Hijo, no nos  empujasen a proferir este grito: Abbá, Padre (Rm 8, 15)... ¿Cuándo la  debilidad de un mortal se atrevería a llamar a Dios Padre suyo, sino  solamente cuando lo íntimo del hombre está animado por el Poder de lo  alto?» (S. Pedro Crisólogo).
¿Consideras a Dios como tu Padre?
Julián Escobar.


| Lecturas del Día (+Leer). | Evangelio y Meditación (+Leer) |
| Santo del día (+Leer) | Laudes (+Leer) | Vísperas (+Leer) |

Comentarios

Entradas populares de este blog

21 de septiembre de 2023

2 de diciembre de 2022

29 de noviembre de 2022