2 de noviembre de 2019. Fieles difuntos
Hoy recordamos a los fieles difuntos, es la celebración de la esperanza.
Entre los antiguos romanos había distintas creencias respecto al destino final del hombre. Conocemos inscripciones de algunas tumbas. Una decía: no existí, no existo, no me importa. Y es que quien no tiene esperanza, aunque su cuerpo viva él está muerto por dentro.
El papa Benedicto XVI, en la encíclica Spe salvi, recordaba esta otra fórmula: Qué pronto hemos caído de la nada en la nada. Reflejando el sentir de quienes vivían sin Dios y sin esperanza.
R. Mogin, poeta del s. XX, declaraba:
“Estamos sin noticias, sin noticias de esperanza;
estamos sin noticias, sin noticias de amor;
estamos sin noticias, sin noticias de Dios”.
El apóstol Pablo: “No queremos que os aflijáis como los que no tienen esperanza”.
Sin duda, la pérdida de hermanos en la fe, la de familiares, la de otras personas, produce aflicción; pero esta ha de estar templada e iluminada por una viva esperanza. La Pascua nos ha revelado a Dios como el que resucitó a Jesús de entre los muertos y el que resucitará a cuantos mueren en el Señor.
A la vez que recordamos a los hermanos que ya gozan de la presencia de Dios, a la vez que oramos por los fieles difuntos, alentamos nuestra esperanza en el Dios vivo y Dios de vivos. El poeta Novalis, respondiendo a una pregunta clásica, lo formulaba así:
“¿Que hacia dónde vamos? Siempre hacia casa”.
¿Consideras el Cielo tu casa?
¿Te aterra la muerte?
Entre los antiguos romanos había distintas creencias respecto al destino final del hombre. Conocemos inscripciones de algunas tumbas. Una decía: no existí, no existo, no me importa. Y es que quien no tiene esperanza, aunque su cuerpo viva él está muerto por dentro.
El papa Benedicto XVI, en la encíclica Spe salvi, recordaba esta otra fórmula: Qué pronto hemos caído de la nada en la nada. Reflejando el sentir de quienes vivían sin Dios y sin esperanza.
R. Mogin, poeta del s. XX, declaraba:
“Estamos sin noticias, sin noticias de esperanza;
estamos sin noticias, sin noticias de amor;
estamos sin noticias, sin noticias de Dios”.
El apóstol Pablo: “No queremos que os aflijáis como los que no tienen esperanza”.
Sin duda, la pérdida de hermanos en la fe, la de familiares, la de otras personas, produce aflicción; pero esta ha de estar templada e iluminada por una viva esperanza. La Pascua nos ha revelado a Dios como el que resucitó a Jesús de entre los muertos y el que resucitará a cuantos mueren en el Señor.
A la vez que recordamos a los hermanos que ya gozan de la presencia de Dios, a la vez que oramos por los fieles difuntos, alentamos nuestra esperanza en el Dios vivo y Dios de vivos. El poeta Novalis, respondiendo a una pregunta clásica, lo formulaba así:
“¿Que hacia dónde vamos? Siempre hacia casa”.
¿Consideras el Cielo tu casa?
¿Te aterra la muerte?
Julián Escobar.
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