17 de Diciembre (Mateo 1,1-17).
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo”
En la genealogía de Jesús –decíaVan Thuân- hay un canto al amor de Dios, "su misericordia es eterna": "Levanta del polvo al indigente y de la inmundicia al pobre..."». No hemos de portarnos bien para que Dios nos quiera, sino que Dios nos quiere de todos modos: «No hemos sido escogidos a causa de nuestros méritos, sino sólo por su misericordia. "Te he amado con un amor eterno, dice el Señor". Esta es nuestra seguridad. Este es nuestro orgullo: llamados y escogidos por amor».
En la novela Los miserables, Víctor Hugo se refiere a un excelente párroco de pueblo que vivió haciendo el bien toda suvida y que en su vejez quedó ciego. Vivía con una hermana ancianano que lo quería muchísimo. El escritor agrega: ¿qué cosa puede ser más consoladora que la experiencia de sentirse en las manos de alguien que nos ama? Y por otra parte, el que nos ama es feliz cuando sabe que sin él no podría vivir la persona a la cual le ofrece su ayuda.
No es difícil escuchar a Cristo, alabar su Evangelio o aclamar al predicador. Otra cosa es seguir a Cristo hasta el final, oír la voz del Buen Pastor y ser parte de su rebaño. (San Agustín).
Toda crisis de la Iglesia y de la sociedad, es crisis de falta de santidad. El auténtico rostro de la Iglesia, es la santidad.
En la genealogía de Jesús –decíaVan Thuân- hay un canto al amor de Dios, "su misericordia es eterna": "Levanta del polvo al indigente y de la inmundicia al pobre..."». No hemos de portarnos bien para que Dios nos quiera, sino que Dios nos quiere de todos modos: «No hemos sido escogidos a causa de nuestros méritos, sino sólo por su misericordia. "Te he amado con un amor eterno, dice el Señor". Esta es nuestra seguridad. Este es nuestro orgullo: llamados y escogidos por amor».
En la novela Los miserables, Víctor Hugo se refiere a un excelente párroco de pueblo que vivió haciendo el bien toda suvida y que en su vejez quedó ciego. Vivía con una hermana ancianano que lo quería muchísimo. El escritor agrega: ¿qué cosa puede ser más consoladora que la experiencia de sentirse en las manos de alguien que nos ama? Y por otra parte, el que nos ama es feliz cuando sabe que sin él no podría vivir la persona a la cual le ofrece su ayuda.
No es difícil escuchar a Cristo, alabar su Evangelio o aclamar al predicador. Otra cosa es seguir a Cristo hasta el final, oír la voz del Buen Pastor y ser parte de su rebaño. (San Agustín).
Toda crisis de la Iglesia y de la sociedad, es crisis de falta de santidad. El auténtico rostro de la Iglesia, es la santidad.
Julián Escobar.
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