29 de Diciembre Domingo Sagrada Familia
La Sagrada Familia es la iglesia doméstica, modelo de cómo ha de ser cada familia. Al calor de Belén podemos aprender a vivir en familia, crear ese calor de hogar. Todo ello lleva a una entrega sin condiciones, como vemos en el hogar de Belén: José es la existencia en pronta disponibilidad a lo que Dios le pide, como también María, modelo de sumisión al designio divino de la salvación. Jesús se nos muestra vulnerable, muy cercano: niño. “En Belén nadie se reserva nada. Allí no se oye hablar de mi honra, ni de mi tiempo, ni de mi trabajo, ni de mis ideas, ni de mis gustos, ni de mi dinero. Allí se coloca todo al servicio del grandioso juego de Dios con la humanidad, que es la Redención” (san Josemaría Escrivá). Ese servicio es fuente de alegría. La felicidad viene cuando buscamos la de los demás. Esto da energías, entusiasmo para mirar siempre adelante, para no hundirse ante los fracasos, que nos hacen más humildes, una determinación para no desfallecer pues no estamos solos.
Carla Levati; falleció a los 28 años de edad entre grandes sufrimientos; rehusó abortar como aconsejaban los médicos y tratarse de su cáncer fulminante para dar vida a su segundo hijo; durante los últimos tiempos ni siquiera aceptó los calmantes que podrían haberle aliviados sus dolores pero poniendo en peligro para la vida del niño; llegó por eso en estado de coma al parto el 27 de enero de 1993. Valerio Ardenghi recogió en un diario los sufrimientos de su joven y católica esposa. En una de sus últimas páginas este joven que acompañó y compartió los dolores de ser padre y esposo escribió: “Gracias, Carla, por haberme convertido en un hombre”.
Carla Levati; falleció a los 28 años de edad entre grandes sufrimientos; rehusó abortar como aconsejaban los médicos y tratarse de su cáncer fulminante para dar vida a su segundo hijo; durante los últimos tiempos ni siquiera aceptó los calmantes que podrían haberle aliviados sus dolores pero poniendo en peligro para la vida del niño; llegó por eso en estado de coma al parto el 27 de enero de 1993. Valerio Ardenghi recogió en un diario los sufrimientos de su joven y católica esposa. En una de sus últimas páginas este joven que acompañó y compartió los dolores de ser padre y esposo escribió: “Gracias, Carla, por haberme convertido en un hombre”.
Julián Escobar.
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