28 de febrero de 2020
Evangelio (Mt 9,14-15)
Hoy, es día de abstinencia. ¿Por qué o por quién lo vamos a ofrecer? Vamos a vivir este ejercicio cuaresmal que la Iglesia, Madre y Maestra, nos pide que observemos, y a recordar que el mismo Señor dijo: «Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán» (Mt 9,15).
Debemos preguntarnos: ¿cuál es el verdadero ayuno y abstinencia? Ya el profeta Isaías, en la primera lectura de hoy, comenta cuál es el ayuno que Dios aprecia: «Parte con el hambriento tu pan, y a los pobres y peregrinos mételos en tu casa; cuando vieres al desnudo, cúbrelo; no los rehuyas, que son hermanos tuyos. Entonces tu luz saldrá como la mañana, y tu salud más pronto nacerá, y tu justicia irá delante de tu cara, y te acompañará el Señor» (Is 58,7-8). A Dios le gusta y espera de nosotros todo aquello que nos lleva al amor auténtico con nuestros hermanos.
San Juan Pablo II escribía en un mensaje de Cuaresma: «Hace más feliz dar que recibir» (Hch 20,35), sus palabras nos ayudaron a descubrir dimensión caritativa del ayuno, que nos dispone a prepararnos para la Pascua. En definitiva, «lo que todo cristiano ha de hacer en cualquier tiempo, ahora hay que hacerlo con más solicitud y con más devoción» (San León Magno, papa).
Un periodista va a un restaurante y pregunta a un comensal:
- ¿Qué está haciendo?
- Estoy comiendo, porque me gusta comer bien. Otro responde: Estoy comiendo, porque tengo hambre y quiero seguir viviendo. Pero otro le dice: Estoy comiendo para vivir y por amor a Dios, a quien le agradezco y le ofrezco cada día mi comida.
Hoy, es día de abstinencia. ¿Por qué o por quién lo vamos a ofrecer? Vamos a vivir este ejercicio cuaresmal que la Iglesia, Madre y Maestra, nos pide que observemos, y a recordar que el mismo Señor dijo: «Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán» (Mt 9,15).
Debemos preguntarnos: ¿cuál es el verdadero ayuno y abstinencia? Ya el profeta Isaías, en la primera lectura de hoy, comenta cuál es el ayuno que Dios aprecia: «Parte con el hambriento tu pan, y a los pobres y peregrinos mételos en tu casa; cuando vieres al desnudo, cúbrelo; no los rehuyas, que son hermanos tuyos. Entonces tu luz saldrá como la mañana, y tu salud más pronto nacerá, y tu justicia irá delante de tu cara, y te acompañará el Señor» (Is 58,7-8). A Dios le gusta y espera de nosotros todo aquello que nos lleva al amor auténtico con nuestros hermanos.
San Juan Pablo II escribía en un mensaje de Cuaresma: «Hace más feliz dar que recibir» (Hch 20,35), sus palabras nos ayudaron a descubrir dimensión caritativa del ayuno, que nos dispone a prepararnos para la Pascua. En definitiva, «lo que todo cristiano ha de hacer en cualquier tiempo, ahora hay que hacerlo con más solicitud y con más devoción» (San León Magno, papa).
Un periodista va a un restaurante y pregunta a un comensal:
- ¿Qué está haciendo?
- Estoy comiendo, porque me gusta comer bien. Otro responde: Estoy comiendo, porque tengo hambre y quiero seguir viviendo. Pero otro le dice: Estoy comiendo para vivir y por amor a Dios, a quien le agradezco y le ofrezco cada día mi comida.
Julián Escobar.
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