22 de abril de 2020 Miércoles II de Pascua

Evangelio: Jn 3,16-21.
El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. 

La mañana del día de Pascua, en la primera aparición, Tomás no estaba. «Pasados ocho días», no obstante su rechazo a creer, Tomás se une a los otros discípulos. La indicación está clara: lejos de la comunidad no se conserva la fe. Lejos de los hermanos, la fe no crece, no madura. En la Eucaristía de cada domingo reconocemos su Presencia.
También nosotros hemos de sentir hoy personalmente la invitación de Jesús a Tomás: «No seas incrédulo, sino fiel» (Jn 3,21). Nos va la vida en ello, ya que «el que cree en Él, no es juzgado» (Jn 3,18), sino que va a la luz.

Haz de tu vida una canción de amor, una canción con las pequeñas cosas de cada día. No esperes a hacer grandes cosas. Vive el momento presente con amor y con ilusión. Haz bien lo que haces. No hagas las cosas a medias. Hazlo todo por amor a Dios, como si fueras un arroyito pequeñito que va caminando hacia el mar infinito de Dios, que te espera en la eternidad.

Ama en vez de juzgar 
y tu corazón saboreará la paz y la felicidad.
Julián Escobar.


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