3 de abril de 2020
Evangelio (Jn 10,31-42)
¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?
Jesús habla de las obras que realiza. Pero todo parece inútil: es tan grande lo que Jesús intenta decir que solamente lo podrán comprender los pequeños y sencillos, porque el Reino está escondido a los sabios y entendidos.
Se alza la Cruz del Señor con toda su fuerza como estandarte verdadero, como única razón indiscutible: «¡Oh admirable virtud de la santa cruz! ¡Oh inefable gloria del Padre! En ella podemos considerar el tribunal del Señor, el juicio del mundo y el poder del crucificado. ¡Oh, sí, Señor: atrajiste a ti todas las cosas cuando, teniendo extendidas todo el día tus manos hacia el pueblo incrédulo y rebelde (cf. Is 65,2), el universo entero comprendió que debía rendir homenaje a tu majestad!» (San León Magno).
"Cada día tiene reservada una sorpresa. Pero solamente si estamos esperándola podremos verla, oírla o sentirla cuando viene. No tengamos miedo de recibir la sorpresa de cada día, sea triste o alegre. Abrirá un lugar nuevo en nuestros corazones, un lugar donde podremos dar la bienvenida a nuevos amigos y celebrar de manera más plena nuestra común humanidad".
"El gozo y la tristeza nunca están separados... son los padres de nuestro crecimiento espiritual". Henri Nouwen
¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?
Jesús habla de las obras que realiza. Pero todo parece inútil: es tan grande lo que Jesús intenta decir que solamente lo podrán comprender los pequeños y sencillos, porque el Reino está escondido a los sabios y entendidos.
Se alza la Cruz del Señor con toda su fuerza como estandarte verdadero, como única razón indiscutible: «¡Oh admirable virtud de la santa cruz! ¡Oh inefable gloria del Padre! En ella podemos considerar el tribunal del Señor, el juicio del mundo y el poder del crucificado. ¡Oh, sí, Señor: atrajiste a ti todas las cosas cuando, teniendo extendidas todo el día tus manos hacia el pueblo incrédulo y rebelde (cf. Is 65,2), el universo entero comprendió que debía rendir homenaje a tu majestad!» (San León Magno).
"Cada día tiene reservada una sorpresa. Pero solamente si estamos esperándola podremos verla, oírla o sentirla cuando viene. No tengamos miedo de recibir la sorpresa de cada día, sea triste o alegre. Abrirá un lugar nuevo en nuestros corazones, un lugar donde podremos dar la bienvenida a nuevos amigos y celebrar de manera más plena nuestra común humanidad".
"El gozo y la tristeza nunca están separados... son los padres de nuestro crecimiento espiritual". Henri Nouwen
Piensa que cuando te vas vaciando del egoísmo,
te vas, llenando de Dios, de paz y felicidad.
Julián Escobar.
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