3 de mayo de 2020

Domingo IV de Pascua 
Evangelio (Jn 10,1-10
«Yo soy la puerta de las ovejas»  y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.. 

Hoy, en el Evangelio, Jesús usa dos imágenes referidas a sí mismo: Él es el pastor. Y Él es la puerta. Jesús es el buen pastor que conoce a las ovejas. «Las llama una por una» (Jn 10,3). Para Jesús, cada uno de nosotros no es número; tiene con cada uno un contacto personal. El Evangelio no es solamente una doctrina: es la adhesión personal de Jesús con nosotros.
Hoy, un ecumenismo mal entendido hace que algunos se piensen que Jesús es uno de tantos salvadores: Jesús, Buda, Confucio…, Mahoma, ¡qué más da! ¡No! Quien se salve se salvará por Jesucristo, aunque en esta vida no lo sepa.

Como se rieron de Cristo muchos otros durante su vida terrena. Como cuando se acercó a la hija de Jairo, que había muerto, y dirigiéndose a las plañideras, que lloraban y gritaban les dijo: “¿De qué os afligís tanto y lloráis? La muchacha no está muerta, sino dormida...” “Y sé burla  hizo caso de aquellas burlas. Cogió de la mano a la muchacha y le dijo, “Muchacha,levántate, yo te lo mando” (Marcos 5,39-40), y ella se levantó y se puso a andar. La justicia de Dios también reclama la vida eterna.

No seas baratija en manos de los demás, 
sé oro amoroso en cumplir la voluntad de Dios.
Julián Escobar.


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