María, ideal de pureza Una vieja leyenda. En el altar de un convento hay una imagen un tanto extraña de María: tiene rotas las dos manos. En otros tiempos la imagen estuvo incólume, pero fue mutilada después, en conmociones de guerra; y dice la leyenda que ante la estatua, cuando estaba entera, se vieron atendidas muchas súplicas, pero que ahora, ante la estatua mutilada, no se obran ya milagros; le faltan las manos a la Virgen para levantarlas a Dios rogando por los hombres. Pero continúa la leyenda y dice que si un hombre se arrodillase ante la estatua y rezase de esta manera: “Virgen Santísima, Madre mía, aquí tienes mis manos; son tan limpias, tan incontaminadas que me atrevo a ofrecértelas para sustituir las tuyas…; entonces se reanudarían los milagros. ¿Le ofreces a la Virgen tus manos para que a través de ellas consuele y ayude a los necesitados? Apaga los ruidos de tu corazón Y escucha los gritos de Dios: Quejas de los hombres que piden un poco de amor. ¡Entra en sintonía! Dios