Sube Cristo a la mansión de la gloria San Agustín tiene pensamientos bellísimos. Sube Cristo a la mansión de la gloria; después de la oscuridad del sepulcro, la eterna luz del cielo; después de la ignominia de la cruz, los esplendores de un trono. Ahí triunfa Dios. «Adonde reina mi carne, allí pienso yo reinar; y adonde enseñorea mi sangre, pienso yo ser señor». «Fuiste mi consolador y no te despediste de mí; subiendo a los altos cielos, echaste la bendición a los tuyos y no lo vi, dijeron los ángeles, que otra vez volverías y no los oí». ¿Es usted consuelo para los que lloran y ayuda para los necesitados? ¿Manifiesta desprecio hacia los que no le caen bien? Julián Escobar. | Lecturas del Día (+ Leer ). | Evangelio y Meditación (+ Leer ) | | Santo del día (+ Leer ) | Laudes (+ Leer ) | Vísperas (+ Leer ) |
2 dic. Mt 9, 27-31 Señor Jesucristo, hoy quisiera ofrecerte una casa bien limpia y barrida, un corazón totalmente tuyo, para que la habites, pero no puedo. No me siento con fuerzas para darte todo y por eso me siento resquebrajar cuando en cada Eucaristía te digo: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa...» Y Tú vas y entras, y como a la suegra de Pedro, me curas y me pones en pie. Pero ella se puso a servirte, y yo no siempre lo hago. El suelo de mi corazón a veces está mal ventilado. Pero Tú… pasas a mi casa a pesar de todo. Me avergüenzo un poco, pero Tú naciste y dormiste en una cueva, tú pasaste noches enteras bajo el manto de las estrellas. Pero, aunque no pueda acomodarte mejor, mi corazón, aunque no limpio, es tuyo y deseo que habites en él, y sentiré la alegría de que tú estás presente. Tengo que creer firmemente, Señor, y no puedo tener la menor duda de que tú te sientes, como en tu casa. Tú comiste con los pecadores. Pues come ahora conmigo, o no me prives de que y
29 nov. Lc 10, 21-24 Buenos días, Señor. Sé que estás presente en mí y en el Sagrario, que me ves y que me escuchas. Me da alegría decirte que cada vez que acojo tu amor, llenas a rebosar mi corazón, y siento paz dentro de mí. Te doy gracias porque me amas sin condiciones y en todos los momentos de mi vida, incluso cuando me revuelco en el fango. Yo les pongo condiciones a los demás, incluso a Ti, pero Tú nunca me pones condiciones a mi. Le doy gracias a nuestro Buen Padre Dios, porque en todo lo que ha creado se manifiesta y nos habla. Enséñame y ayúdame a usar sabiamente los dones que Dios me ha dado. Que lo atractivo de la creación y los dones que he recibido no me aleje de ti, que no haga de ellos el objeto principal de mi vida. Quiero que seas tú, Señor, el centro de mí ser. Que el objetivo de mi vida, seas Tú y estar contigo para siempre en el Reino. Jesús, dame tu amor y tu gracia para que mi corazón y mi mente sean totalmente libres para saber interpretar los acontecimientos
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