28 de diciembre de 2021
“Dispersa a los soberbios de corazón”
Un padre del desierto tiene el siguiente diálogo con el diablo. El diablo le dice: “Tú te levantas temprano, yo nunca duermo. Tú ayunas varias veces, yo no como nunca. Sólo no puedo hacer una cosa: ser humilde”.
La Virgen María canta las grandezas que Dios hace continuamente con la Humanidad, porque Ella es hija de esa Humanidad. No canta a su “yo” y “a mí”, sino a todas las personas de todas las generaciones, que ESCUCHAN a Dios y CUMPLEN la voluntad divina.
El humilde tiene el corazón abierto a la voluntad de Dios, el soberbio lo tiene inflado de egoísmo.
- ¿Qué grado de soberbia te domina?
- ¿Qué grado de humildad hay en tu corazón?
San Agustín compara la humildad con un árbol: abajo tiene las raíces, en lo alto eleva su copa. El que se humilla ante los ojos de Dios, al mismo tiempo se hace grande, porque Dios le colma de sus dones.
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