16 de enero de 2022
¡No vivas de remiendos!
Ya nadie remienda pantalones, ni vestidos, ni zurce calcetines. Pero hay personas con sentimientos y corazones zurcidos, remendados. Hay que acudir a Cristo solicitándole un corazón y unos sentimientos nuevos.
Un soldado pagano en el ejército de Constantino Magno. Medio muertos los soldados llegaron a una ciudad, los habitantes de ésta los atendieron tan admirablemente, que aquel dijo: “¿Qué gente es ésta que nos atienden tan bien y se sienten inclinados a hacer el bien?” Otro soldado le respondió: “Son cristianos”. El soldado pagano exclamó: “¡Yo quiero ser como ellos. Yo quiero ser cristiano!”.
- ¿Vive usted de remiendos?
- ¿Envidian su actuar cristiano?
Concédenos.
Dios nos conceda serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar; valor, para cambiar lo que podemos, y sabiduría, para conocer la diferencia.
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