12 de noviembre de 2022
- Yo creo, Manuel, que todo el mundo tiene algo de envidia aunque usted lo niegue.
- Yo no lo niego. Lo que le digo es que “no ejerzo de envidioso”. No olvide que Caín mató a Abel por envidia, como hizo Rómulo con su hermano mellizo Remo, el mito de la fundación de Roma. Yo soy envidioso positivo como san Agustín, que decía: “Si ese es Santo, ¿por qué no lo voy a poder ser yo?”.
- Yo soy bajo de estatura y envidio a los que son más altos.
- Eso es una porquería de envidia, una superficialidad mental y de tener pocas cosas de las que preocuparse, pero si quiere yo le regalo un serrucho y a los que son más altos que usted les corta un palmo de sus piernas. ¿No se da cuenta que lo importante es tener dos piernas sanas? ¡Dé gracias a Dios por ellas!
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