29 de noviembre de 2022

29 nov. Lc 10, 21-24

Buenos días, Señor.

Sé que estás presente en mí y en el Sagrario, que me ves y que me escuchas.

Me da alegría decirte que cada vez que acojo tu amor, llenas a rebosar mi corazón, y siento paz dentro de mí. 

Te doy gracias porque me amas sin condiciones y en todos los momentos de mi vida, incluso cuando me revuelco en el fango. 

Yo les pongo condiciones a los demás, incluso a Ti, pero Tú nunca me pones condiciones a mi.

Le doy gracias a nuestro Buen Padre Dios, porque en todo lo que ha creado se manifiesta y nos habla. Enséñame y ayúdame a usar sabiamente los dones que Dios me ha dado.

Que lo atractivo de la creación y los dones que he recibido no me aleje de ti, que no haga de ellos el objeto principal de mi vida.

Quiero que seas tú, Señor, el centro de mí ser. 

Que el objetivo de mi vida, seas Tú y estar contigo para siempre en el Reino.

Jesús, dame tu amor y tu gracia para que mi corazón y mi mente sean totalmente libres para saber interpretar los acontecimientos de hoy y de todos los días.

Que no sienta preocupación,

por mi salud o enfermedad,

por mis riquezas o mi pobreza,

por mi vida larga o corta.

Que sienta profundamente

que todas las cosas creadas

y todo lo que encuentro en mi camino

son una revelación de tu amor.

Que sepa siempre verte presente en todo.

Que siempre elija solamente aquellas cosas

y personas que me lleven hacia ti, 

y que rechace todo lo que me aparte de ti,

para que sienta que tu Espíritu

me invade en toda su plenitud,

conformándome a tu imagen, 

agrade a Dios como le agradaste Tú..

¿Ves la mano de Dios en los acontecimientos de cada día?

¿Le dices a Dios: “haz de mi lo que quieras”? 


•En cierta ocasión se impuso en Scetis la regla de que se debía ayunar toda la semana antes de Pascua. Durante esta semana, sin embargo, algunos hermanos llegaron de Egipto a ver a Abba Moisés, quien les ofreció una frugal comida. Al ver el humo, los vecinos dijeron a los sacerdotes de la iglesia de aquel lugar: “Mirad, Moisés ha quebrantado la regla y está preparando la comida en este lugar”. Entonces los sacerdotes dijeron: “Cuando salga se lo diremos”. Llegado el sábado, los sacerdotes, que conocían la gran rectitud de vida de Abba Moisés, le dijeron en público: “Oh Abba Moisés, has quebrantado el mandamiento hecho por el pueblo, pero has guardado con firmeza el precepto del Señor”. Dar de comer al hambriento está por encima de cualquier precepto y más si tú te abstienes de comer.

Julián Escobar.


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