23 de enero de 2023

El año 1901 se cerraron en Francia todos los conventos y expulsaron a los religiosos, pero se permitió que continuasen en el hospital de Reims las religiosas enfermeras. Un día llegó allá la comisión inspectora del Concejo municipal y le invitó a la Superiora a enseñarla todas las salas. Todos eran enfermos de gravedad. Los miembros de la comisión no se detuvieron en ninguna sala. Uno de ellos, al despedirse, le preguntó a la Superiora:

- Usted ¿cuánto tiempo lleva aquí?

- Cuarenta años.

- Y ¿de dónde sacó fuerzas para aguantar?

- Comulgo todos los días. Si no estuviese conmigo Jesús sacramentado, no habría podido resistir.

Sí, allí en la hostia santa, está el poder infinito de un Dios, que no ha querido escoger el rayo para manifestar su poder, ni el diamante con todo su brillo cautivador. ¿Por qué perdernos en las tinieblas del pecado, cuando hay tanta luz y tanta vida en Jesús Eucaristía?  

Julián Escobar.


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