11 de febrero de 2023

Imaginemos que Jesús se nos apareciera ahora mismo y nos dijera:

¿Qué es lo que no te gusta de ti mismo?

¿Qué quisieras cambiar?

Algunos dirían: mi nariz, mi estatura, mi peso, el color de mis ojos, mi raza… Pero Jesús nos quiere así y quiere que nos amemos tal como somos. ¿Por qué no le ofreces tu nariz, o tus ojos o tu estatura o tu peso o aquello que no te gusta de ti mismo? Algunos prefieren rebelarse contra Dios y contra la vida y renunciar a vivir de verdad, como si quisieran así castigar a Dios o a sí mismos. No se gustan a sí mismos y siempre serán eternos rebeldes y amargados, cuando sería tan fácil vivir alegres con los dones que tienen. Si se compararan con otros, que tienen menos cualidades que ellos, quizás podrían ser agradecidos, porque tienen dos pies o dos manos o buena salud o dinero suficiente para vivir o una buena inteligencia…, mientras que sólo se fijan en que son gordos o flacos o feos. Ponte delante de un espejo. ¿Alguna vez le has dado gracias a Dios por ser como eres? No te hagas daño a ti mismo. Mira el lado positivo de las cosas y dale gracias a Dios. ¿O prefieres estar muerto? Porque los difuntos en el cementerio no tienen nada de qué quejarse.

Julián Escobar.


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