16 de febrero de 2023
Un sacerdote contaba un hecho real. Se fue a confesar un niño gitano por primera vez. Tenía siete años y estaba un poco nervioso. El sacerdote trató de darle confianza, diciéndole que Jesús lo esperaba para abrazarlo, porque Jesús era el que perdonaba sus pecados. Le dijo que estaba vestido con alba y estola, porque representaba a Jesús, que era el que perdonaba. Pues bien, terminada la confesión, el pequeño gitanillo se fue corriendo hacia el crucifijo grande de la iglesia y lo besó y lo abrazó diciendo: Gracias, Jesús. Aquel niño había comprendido que el que perdona es Jesús. ¿Está Vd. convencido del perdón que Dios le ofrece?
Julián Escobar.
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