15 de marzo de 2023 Miércoles 3º ¡La verdadera Palabra!
La capital del estado norteamericano de Utah es el centro religioso más importante de los mormones, «Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días», fundada por Joe Smith (1805-1844). Dicho personaje afirmó en 1823 que había recibido una revelación de un ángel para fundar la verdadera Iglesia de Jesucristo. Años después, cuando el obispo católico de Utah construyó la catedral, hizo poner sobre la puerta principal de ésta las siguientes palabras de San Pablo: «Aunque un ángel del cielo os anunciare otro Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema» (Gal 1, 8).
San Miguel de los Santos, natural de Vich, nacido en 1591, no podía de niño leer la historia de la pasión del Salvador, sin verter copiosas lágrimas. Cuando sólo tenía cinco años y medio, marcha al desierto con otros dos amiguitos, Antonio y Segismundo, para hacer penitencié de sus pecados. A la media legua se vuelve Antonio temeroso al castigo de sus padres, y los otros prosiguen’ hasta hallar dos grutas en las que, estaban escritos sus nombres. Allí le hallaron después sus deudos, de rodillas, derramando abundantes lágrimas. «Lloro; decía, por la Pasión de mi Señor Jesucristo». Le preguntan que de qué pensaba alimentarse, y contesta con sencillez, que el mismo Dios que sustenta a los ermitaños, le sustentaría también a él. Se resigna después a vivir en su casa, como pudiera hacerlo en el desierto, y busca un rincón, para meditar en él sobre la pasión de Jesús. Eran muy frecuentes sus ayunos y daba a los pobres todo cuanto podía. Se azotaba con crueles disciplinas, y llevaba como cilicio una cruz de madera traspasada de clavos. Esta misma cruz le sirve para hacer oración ante ella en el patio en las horas más frías del invierno con grave riesgo de su salud. Murió trinitario, en 1625.
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