26 de marzo de 2023 Domingo 5º de Cuaresma. ¡Nunca condenar!
Lo que querían era comprometer a Jesús. Esa era la intención oculta de los acusadores de esta mujer, y no el celo de la ley. Si Jesús decía que se aplicara la Ley, la mujer sería lapidada en el acto, si se saltaba la ley podía ser acusado él mismo.
“Jesús se inclinó, y escribía en el suelo”. ¿Qué escribía? Sin actitud agresiva ni reproches altaneros, Jesús “actuó”. Se dice que escribía los nombres de los adúlteros, porque si hay adúltero hay adúltera, y que, al ver sus nombres escritos, se fueron yendo, hasta quedar Jesús y la mujer solos.
A las personas las podemos engañar, pero no a Dios, y ante Dios, ¿quién está libre de todo pecado, de toda culpa?
En este pasaje vemos que Cristo no vino a juzgar, ni a condenar, sino a salvar, a curar heridas, a reconciliar a las personas con su Creador, Dios.
- ¿Va usted por la vida condenando?
- ¿Va usted curando heridas o produciéndolas?
Jesús te recomienda:
– olvida rencores, errores e incomprensiones
– ámate a ti mismo, a tu familia y a tus amigos
– mira siempre sin prejuicios
– sé vital a los demás.
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