6 de marzo de 2023
Segunda metáfora: las llaves del reino de los cielos. Entregar las llaves significa entregar la autoridad. Se lee en Isaías que Dios quitó a Sobna la prefectura del templo y se la dio a Eliacim diciendo: «pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: y abrirá, y no habrá quien pueda cerrar; y cerrará, y no habrá quien pueda abrir» (Is 22, 22); y Jesucristo aparece en el Apocalipsis como «el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David; el que abre, y ninguno cierra; cierra y ninguno abre» (Apc 3, 7). Cristo es el Señor, el amo de la casa que es la Iglesia, y confía las llaves a un Vicario suyo para que cuide de sus cosas mientras Él está fuera.
A Santa Margarita María de Alacoque un día le mostró Jesús su corazón como un tesoro del cielo, y la dijo que el oro precioso de este tesoro se nos había dado ya de muchas maneras, para pagar nuestras deudas y comprar el cielo. «¡Si me fuera posible, decía la Santa, manifestar en toda su extensión las riquezas infinitas que están ocultas en este precioso tesoro y con las cuales enriquece a sus fieles amigos! Si pudiéramos comprenderlas, no perdonaríamos nada para adquirirlas. Tiene tan singular placer en hacernos bien, que parece que todos sus inagotables tesoros están patentes para enriquecernos; estos tesoros son eternos en su duración, son tesoros infinitos, tesoros tan grandes, que me es imposible explicarlos».
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