13 de mayo de 2023 Sábado V de Pascua
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros (…). Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros (…).
Hoy, el Evangelio contrapone el mundo con los seguidores de Cristo. Una de las características del seguidor de Jesús es la lucha contra el mal que se encuentra en el interior del hombre y en el mundo. Con Jesús resucitado somos luz que ilumina las tinieblas. Ni el cristiano, ni la Iglesia pueden seguir las modas del mundo. No es Jesús quien se ha de adaptar al mundo; somos nosotros quienes hemos de transformar nuestras vidas en Jesús. Cuando nuestra sociedad secularizada pide ciertos cambios o licencias a los cristianos y a la Iglesia, simplemente nos está pidiendo que nos alejemos de Dios. El cristiano tiene que mantenerse fiel a Cristo y a su mensaje.
La vida sin fe en la resurrección es una vida realmente deplorable.
Un niño está parado en la calle. En la mano tiene un helado. Va dándole mordiscos, y al mismo tiempo, llora.
—¿Por qué lloras, nene? le pregunta un transeúnte.
—Lloro —contesta el niño— porque todas las veces que le doy un mordisco, mi helado se va haciendo cada vez más pequeño. Si no tuviésemos fe que hay otra vida, también nosotros tendríamos motivos para llorar, porque conforme pasa el tiempo senos va la vida de nuestras manos.
¿Tienes miedo a que te señalen como católico?
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