28 de diciembre de 2023
El peregrino enojado.
Al santo Abad Pacomio presentaron un día sus monjes a un peregrino que había corrido medio mundo y era tenido en todas partes por hombre piadoso y de virtud. La noche aquella en que el peregrino se cobijaba en aquella santa casa, luego de haber cenado, Pacomio habló ante toda la comunidad reunida, discurriendo sobre las ventajas o desventajas de andar por el mundo como peregrino, y mencionó aquellas palabras: los que mucho viajan, raramente llegan a santos. Diciendo estas palabras el santo Abad observaba el rostro del peregrino, procurando adivinar el efecto que le causaban, y pudo ver como el forastero, con cara encendida y colérica, dirigía al Abad unas miradas iracundas como si quisiera traspasarle. Todo hacía comprender que estaba el buen hombre enojadísimo con lo que Pacomio acababa de decir. Terminada la plática, el Abad llamó al peregrino y le dijo: "Amigo, ¿por qué os habéis enojado tanto? Todos mis hermanos os tenían por un santo y ahora habéis demostrado públicamente que andáis muy lejos de serlo, porque carecéis de la base sobre que se asienta toda santificación: la humildad". La humildad es la piedra de toque más segura para reconocer la perfección humana.
- Si tienes razón, ¿por qué te enfadas?
- Si no tienes razón, ¿por qué no lo reconoces?
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