31 de diciembre de 2023
Tengo una buena amiga
Siendo San Bernardino aún joven, salía todas las mañanas temprano, para dirigirse a una capilla de la Virgen que estaba fuera de la ciudad donde vivía.
Allí se entregaba a su devoción predilecta que era el Rosario rezado ante el altar de María.
Sus parientes y amigos, llenos de curiosidad, querían saber qué hacía Bernardino, tan temprano y todas las mañanas. Un día le preguntaron por la causa de sus paseos matutinos. Les contestó así: Visito a una amiga muy buena.
Aumentó con esto la curiosidad de ellos y le observaron siguiéndole un día de lejos. Entonces vieron que entraba en aquella capilla solitaria. Allí lo hallaron con su Rosario en las manos, sus miradas fijas en la Virgen, rezando como en éxtasis y lleno de alegría celestial.
Sea la Virgen también tu amiga. Visítala a menudo y salúdala siempre con el mejor saludo, el "Ave María".
- ¿Rezas el rosario alguna vez?
- ¿Recitas alguna oración a la Virgen María?
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