23 de febrero de 2024
Rezaba por los secuestradores. El 12 de abril de 1993 secuestran a una joven madrileña, Anabel Segura. Después de dos años de secuestro encontraron su cuerpo ya sin vida. Su padre, José, es un ejemplo como persona y como cristiano. Unas preguntas de una entrevista que le hacen en Mundo Cris-tiano:
- Dos años y medio: ¿en qué es distinto ahora don José Segura, el padre de Anabel?
- En la fe, sin duda.
- Pero esa fe, a mí me parece que no es de ahora.
- No, desde luego. A nosotros nos viene de familia, pero se hace más profunda; situaciones como ésta te sirven para acercarte más. Lógicamente hay momentos de duda, o mejor de desconcierto: ¿cómo puede Dios permitir algunas cosas? Pero uno, en el fondo de su alma, sabe que Dios sabe más.
¿Y nunca la rebelión? ¿Puede uno no rebelarse?
Mi experiencia es que se puede: no sé cómo, pero con la ayuda de Dios, yo he podido no rebelarme.
¿Pero el odio? ¿Se puede sin ser un héroe vencer al odio?
Odio no hemos tenido nunca. Me lo preguntaba un periodista en los primeros días, en esta misma sala, cuando los ánimos estaban más alterados, y le tuve que dar la misma respuesta: desde el principio he pedido al Señor por Anabel y por sus secuestradores, unas veces antes por Anabel y otras veces antes por ellos, por si Dios les tocaba el corazón. Desde el principio.
Odio no.
Pon Paz.
No guardes rencor,
pon paz en tu alma, a tu alrededor.
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