15 de abril de 2024

La palabra “Cristo”, que quiere decir ungido, o Jesús, que quiere decir Salvador, nos está hablando de su humanidad; pues para salvar y ser ungido tuvo que hacerse hombre y tomar nuestra naturaleza humana. Él quería ser amigo de los hombres para que pudiéramos sentir el calor de su mano, la dulzura de su voz, el amor de su corazón... Para que pudiéramos sentirlo cercano y no le tuviéramos miedo. Por eso, ahora esconde su divinidad bajo las apariencias de un poco de pan. Él es el “Emmanuel”, que quiere decir, Dios con nosotros (Mt 1,23; Is 7,14). Él es “el mediador de la nueva alianza” (Heb 12,24), es decir el puente entre la humanidad y la divinidad. Pero sólo es mediador en cuanto hombre, como dice S. Agustín (C. de Dios 11,2). Por esto, S. Pablo nos dice con toda claridad: “Uno es Dios y uno también es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús” (1 Tim 2,5). Aquí recalca Pablo la palabra el hombre Cristo Jesús para que no prescindamos de su humanidad y no busquemos solamente a un Cristo divino y espiritual. Él es el único mediador necesario entre Dios y los hombres.

María y los santos son colaboradores, intercesores o mediadores secundarios para llegar por Cristo al Padre. Sobre este punto de la importancia de la humanidad de Jesucristo, nos habla mucho y profundamente la gran doctora de la Iglesia Sta. Teresa de Jesús: “Una vez, acabando de comulgar se me dio a entender cómo este sacratísimo cuerpo de Cristo lo recibe su Padre dentro de nuestra alma y cuán agradable le es esta ofrenda de su Hijo..., porque su humanidad no está con nosotros en el alma, sino la divinidad, y así le es tan acepto y agradable y nos hace tan grandes mercedes (en la comunión)” (CC 43). 

Julián Escobar.


| Lecturas del Día (+Leer). | Evangelio y Meditación (+Leer) |
| Santo del día (+Leer) | Laudes (+Leer) | Vísperas (+Leer) |

Comentarios

Entradas populares de este blog

21 de septiembre de 2023

2 de diciembre de 2022

29 de noviembre de 2022