17 de abril de 2024
Muchas veces, me he preguntado qué sería del mundo sin la Eucaristía, sin el amigo, Dios y hombre, Cristo Jesús. Yo, personalmente, después de haber podido disfrutar de su presencia gloriosa en este sacramento, sentiría que me faltaba algo, nuestras iglesias me parecerían vacías sin esa presencia sublime de Jesús Eucaristía. Nadie me podría llenar ese vacío ni con toda su oratoria ni con toda su oración.
Por eso, ¿qué podemos decir a quienes no aceptan a Cristo Eucaristía? Ellos son como aquellos esposos que sólo quisieran amarse por teléfono por creer que no necesitan de su presencia física. Así son todos los que creen no necesitar la presencia física de Jesús eucarístico para amarlo en plenitud. ¿Acaso no nos hubiera gustado vivir en tiempos de Cristo y haberlo conocido y ser sus amigos?
Jesucristo habla de la felicidad eterna con un lenguaje muy distinto del que usaban antes de Él. Si los pueblos paganos también esperaban la felicidad que seguirá a la muerte; pero como es obvio, siendo deformada la religión de estos pueblos, deformada era también la vida ultraterrena que se prometían: las religiones que traían olor a tierra, que se apegaban a los sentidos, trazaban un cuadro del otro mundo con olor a tierra, repleto de sensualismo
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