4 de abril de 2024
“El amor auténtico pide eternidad. Amar a otra persona es decirle «tú no morirás nunca» – como decía Gabriel Marcel. De ahí el temor a perder el ser amado. María Magdalena no podía creer en la muerte del Maestro. Invadida por una profunda pena se acerca al sepulcro. Ante la pregunta de los dos ángeles, no es capaz de admirarse. Sí, la muerte es dramática. Nos toca fuertemente. Sin Jesús Resucitado, carecería de sentido. «Mujer: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?» Cuántas veces, Cristo se nos pone delante y nos repite las mismas preguntas. María no entendió. No era capaz de reconocerlo. Así son nuestros momentos de lucha, de oscuridad y de dificultad. «¡María!» Es entonces cuando, al oír su nombre, se le abren los ojos y descubre al maestro: «Rabboni»... Nos hemos acostumbrado a pensar que la resurrección es sólo una cosa que nos espera al otro lado de la muerte. Y nadie piensa que la resurrección es también, entrar «más» en la vida. Que la resurrección es algo que Dios da a todo el que la pide, siempre que, después de pedirla, sigan luchando por resucitar cada día” (Xavier Caballero).
¡Jesús ha resucitado de verdad!...
¡Jesús está aquí, presente en medio de nosotros!
¡Jesús nos trae la paz!...
¡Jesús nos merece el perdón de los pecados!...
¡Jesús debe ser predicado!...
¡Seamos todos nosotros testigos de esta nuestra fe! ... .
Graba en tu alma las sabias palabras del emperador Constantino el Grande: «Depende del destino el ser emperador; pero si el destino te colocó en un trono, esfuérzate entonces por responder bien a tu dignidad».
Julián Escobar.
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