1 de mayo de 2024

“Me hice sacerdote para hablar a los hombres de Dios y a Dios de los hombres, para ser intermediario entre Dios y los hombres. Me hice sacerdote para enseñarles a mirar al cielo, para explicarles que el mundo es muy hermoso y que no es preciso romperse la cabeza en busca de la felicidad por el mundo, cuando el paraíso está dentro de nosotros, si queremos mirar”. José Luis Martín Descalzo

El Resucitado me preguntó:

- ¿Puedo charlar contigo?

- Por supuesto, le respondí

- ¿Cómo te llamas?, me preguntó:

- Antonio

- Y ¿qué haces por aquí?

- Estoy recogiendo del campo las flores que mañana iré a vender por las calles de la ciudad

- ¿Y eres feliz con este trabajo?

- Muy feliz. Como ves, tengo bellas flores. Y cada una de ellas tiene la bendición de Dios, pues al recogerlas le pido al buen Dios que bendiga a quienes me las compren. Hay flores para todos. Y todas llevan la sonrisa y el amor de Dios. Cada mañana, cuando me levanto, me digo a mí mismo: Hoy quiero hacer más felices a mis hermanos. Quiero repartir, por los caminos de este mundo, flores de alegría, de amor, de pureza, de caridad y de paz. Flores que alegren sus vidas y los hagan un poco más felices. Por eso, le pido a Dios su bendición para que se cumplan mis deseos y todos sean más felices.

Yo, le dije, también quiero repartir flores espirituales a mis semejantes.

La flor de la vida eterna es la que nos regala CRISTO.

Julián Escobar.


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