2 de mayo de 2024
- Señor, ¿dónde estabas, cuando mi corazón estaba atribulado por tantas tentaciones? Y el Señor le dijo:
- Estaba en tu corazón.
- Señor, pero ¿cómo puedo creer que estabas en mi corazón, cuando estaba lleno de malos e inmundos pensamientos? Y el Señor le dijo:
- Aquellos pensamientos ¿te causaban gozo o dolor, placer o disgusto?
- Gran dolor, Señor.
- Y ¿quién era el que te hacía sentir disgusto, sino yo que estaba escondido en tu corazón? (Vida de santa Catalina XI, 110)
“No obstante, la espera de una tierra nueva no debe debilitar, sino más bien avivar la preocupación de cultivar esta tierra, donde crece aquel cuerpo de la nueva familia humana, que puede ofrecer ya un cierto esbozo del siglo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente el progreso terreno del crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero, en la medida en que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa mucho al Reino de Dios” (GS 39, 2).
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