15 de diciembre de 2024 III Domingo de Adviento.
Es el domingo “gaudete” de alegría en medio de esa preparación de Navidad. Nos lo dice la antífona de entrada de la misa, como también la primera lectura y ahora la Carta a los Filipenses: “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres... El Señor está cerca”. Y nos dice que se note, “que lo conozca todo el mundo”, no podemos ir con caras tristes si somos hijos de Dios. ¿Por qué ponerse tristes, si está con nosotros el Señor?
El Evangelio nos dice que la gente preguntaba a Juan: - «Entonces, ¿qué hacemos?» y él va diciendo que se porten bien, a los jóvenes estudiantes diría: estudia y procura sacar buenas notas, sé buen compañero y no engañes, di la verdad, aunque te cueste pasar algún mal rato, no falles a tus amigos ni los traiciones, procura compartir las cosas y vencer el egoísmo, vence la pereza cumpliendo tus encargos, aunque no te vean… Resumiendo: procura hacer las cosas con Jesús, que te acompaña, aunque no lo ves, y cuando te cueste algo piensa que los demás necesitamos de tu lucha, que todos estamos unidos y nos ayudamos aunque no se vea, aunque estemos solos; de aquello que hiciste depende la historia del mundo.
El libro del profeta Sofonías está motivado por una pregunta vital en un tiempo dramático: ¿Se interesa Dios por los hombres? ¿Tiene algo que ver con su historia? Navidad será una respuesta clara, “Señor que vendrá” y nacerán siempre hombres de esperanza que recuerdan la cercanía de Dios. Francisco de Asís, Carlos de Foucauld… pero todo nos habla de Jesús, el verdadero humilde: «Aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón», quien nos indica el motivo de nuestra confianza: «No temas, rebaño mío, porque vuestro Padre se ha complacido en daros el reino» (Lc 12,32).
Comentarios