23 de diciembre de 2024
El Papa Francisco. Isabel y su hijo se regocija en el vientre al escuchar las palabras de María. Es todo alegría, la alegría que es fiesta. Los cristianos no estamos tan acostumbrados a hablar de la alegría, del gozo, creo que muchas veces nos gustan más las quejas. Sin alegría, nosotros los cristianos no podemos ser libres, nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas.
El gran Pablo VI dijo que no se puede llevar adelante el evangelio con cristianos tristes, desesperanzados, desanimados. S.S. Francisco, 31 de mayo de 2013).
Hace falta coraje para quitarnos todas nuestras máscaras y mostrar nuestro rostro de católicos en el quehacer de cada día. Y también la gracia de Dios, porque quien vive con sencillez, sin tantos disfraces, se expone a vivir un pequeño martirio, al ser tachados de “beato”, “monja”, “anticuada”, “conservador”, etc
El viaje a Belén.—Va la Virgen sentada en su borriquilla, muy humilde, muy modesta y también muy alegre y contenta. Silenciosa y de pocas palabras, cuando encontraban otros caminantes, pero cuando iba a solas con José, me la imaginó rezando salmos cantándolos alguna vez, expresando sus ardientes deseos de verse muy en breve con el Niño que iba a nacer, en los brazos, y sobre todo, diciendo de Él las más dulces y regaladas finezas. ¡Con qué embeleso la oiría el casto José y cómo meditaría en su recogimiento las palabras encendidas.- de María! Y con esa misma alegría me la imagino durmiendo en las posadas; sabe que la velan los ángeles del cielo y el ángel que Dios la ha dado por esposo aquí en la tierra. Con esa misma alegría me la imagino entrando en el templo de Jerusalén y adorando al Eterno Padre. ¿Qué le importan los trabajos, privaciones y cansancios del camino? Ella no se fija en eso; lleva consigo a Jesús, que es todo su contento, su riqueza y su descanso. Sabe además, que todo sucede así por voluntad de Dios.
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