11 de abril de 2025 Jn 10, 31-42

Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.

Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»

En una pequeña ciudad, el día de Reyes, en un recinto cerrado se celebra una fiesta y se van a repartir juguetes. Todo transcurre con alegría. El recinto sólo tiene una puerta. Dentro había 700 personas. Alguien asoma la cabeza por la puerta y grita: “¡Fuego! ¡Fuego!”. Se armó tal griterío y estampida hacia la puerta que al querer salir todos a la vez, en el tumulto murieron 30 mujeres y 47 niños. Al macabro bromista no se le pudo identificar. ¡Una mentira, una broma mentirosa pero que costó muchas muertes! Las bromas y las mentiras deben hacer reír y no llorar, y nada de lamentarte con: “No era esa mi intención”. “Yo sólo pretendía”, “creía que no tenía importancia”, etc.

- ¿Gasta bromas pesadas?

- ¿Miente para hacerse el sabihondo?

Víctor Hugo escribió estos hermosos versos a los pies de su crucifijo: 

Los que lloráis,

Venid a este Dios, que llora.

Los que sufrís,

Venid a él, porque da la salud.

Los que tembláis,

venid a él, porque sonríe.

Los que pasáis,

venid a él, porque permanece.

Julián Escobar.


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