24 de mayo de 2025 El emperador arriano y el príncipe heredero
Jn 15,18-21. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
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un corazón poderoso, una hoguera en nuestro barro; nos enseñó a decir Abba. Gracias, Padre, por Jesucristo. ¿Cuándo podremos contemplarte? No te vemos aún, Padre, pero te amamos”.
Se sabe que la herejía arriana se difundió ampliamente en los tiem-pos antiguos del Cristianismo y que el mismo emperador Teodosio se mostró favorable a los arrianos. Un obispo, llamado Amfiloquio, queriendo dar a entender al emperador que se defraudaba el honor a Dios Padre, no dando honores divinos a Dios Hijo, solicitó ser pre-sentado al emperador y al príncipe heredero al mismo tiempo. Ape-nas hubo entrado, hizo al emperador una profunda reverencia, mientras que al príncipe no le dijo más que «Buenos días». Se en-colerizó Teodosio y le ordenó que rindiese a su hijo los merecidos honores, pero el obispo, sin turbarse, le respondió: «Gran Empera-dor: Vuestra Majestad no quiere que se defraude a su hijo el debido honor; pues tampoco puede agradar a Dios Padre que se nieguen a su Hijo Unigénito los honores divinos. Es más: el Padre exige que se tributen a su Hijo los mismos honores que a El mismo.» Y di-chas estas palabras, tributó al príncipe heredero el honor debido. Estas palabras consiguieron su efecto, pues desde aquel momento el emperador profesó nuevamente la doctrina católica.
¿Le atribuyes tú más honores a los hombres o a Dios?
¿Sabes dar razón de tu fe?
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